El Barniz


HIATORIA

La técnica del Barniz, es oriunda del la Ciudad de San Juan de Pasto, ciudad del departamento de Nariño (Sur de Colombia), donde sobre sale la artesanía.

San Juan de Pasto, situada en el comienzo de la cordillera de los Andes, fue fundada por los españoles en 1537, pero no en el asentamiento actual, donde tomó el modelo urbanístico propio de las Indias (trazado en dámelo, en torno a una plaza mayor del tamaño de una manzana, donde se situaban los edificios civiles y eclesiásticos principales).

La historia de esta ciudad ha sido peculiar desde sus orígenes, puesto que siempre ha resaltado su tradicionalidad e incluso reacia a los cambios de su época. Sus gentes se enfrentaron a los conquistadores españoles, cuando en la zona lo normal era sumisión a estos, y más tarde fueron reacios a la independencia, enfrentándose a las tropas de Bolívar y manteniéndose fiel a la corona española hasta los últimos años de las guerras de independencia suramericana.

Debido a estos fenómenos se ha tendido a vivir prácticamente en un aislamiento cultural hasta mediados del siglo XX, lo que ha permitido que costumbres y tradiciones continúen hasta nuestros días.

Prueba de ello es la artesanía, y más concretamente el llamado “Barniz de Pasto”; esto no es propiamente un barniz, puesto que es básicamente, una pasta engomada natural que se adhiere a diversos utensilios domésticos con el único propósito de embellecerla.

Los orígenes son prehispánicos, pues hacia el S XIV ya se tiene constancia de trabajos realizados con las materias primas, y ha ido evolucionando en colores y formas, aunque siguiendo el esquema general de la técnica de fabricación, influyendo poco el desarrollo industrial de la sociedad.

PROCESO Y ELABORACION
Las hojas y frutos del arbusto son macerados, cocinados y molidos; la resina así obtenida es molida, masticada o amasada, buscando la mejor maleabilidad; finalmente es coloreada y el artesano continua extendiéndola con ayuda de sus dientes y manos para formar la delgada película que adhiere al objeto que va a decorar, usualmente de madera, para luego recortarla con un instrumento cortante, dándole formas y diseños diversos. Una variación más refinada y costosa es el uso combinado de la película de resina transparente con laminillas de oro o plata y estaño.

El procedimiento no es propiamente la simple aplicación de un barniz como acabado de realce pues al final, en la fase decorativa, demanda del ejecutante gran precisión y habilidad y un error o corte excesivo es casi imposible de corregir sobre todo cuando se usan varias capas y colores.

Como toda técnica artesanal ancestral sus secretos se han transmitido de padres a hijos y los diseños y colores en las diferentes épocas han reflejado la moda imperante o en boga. En los últimos años algunas instituciones como la Universidad de Nariño y Artesanías de Colombia han intervenido para conservación de la técnica y un desarrollo principalmente a partir del diseño y la aplicación decorativa.

En primer lugar, se recoge la materia prima, esta es la hoja del árbol llamado “mopa mopa”, que solo se encuentra en el climas amazónicas de la región vecina del Putumayo, por lo que nos hace pensar que desde tiempos prehispánicos, ya existía, si no un comercio, si una clara relación de pobladores entre estas dos regiones tan dispares (una montañosa y otra selvática).

Esta hoja (1), se machaca e hierve con agua hasta que se le libera de impurezas y se transforma en una especie de pasta gomosa de color verdoso (debido a al clorofila de las hojas); a esta pasta se le incorporará pigmentos naturales con el fin de lograr el color deseado.

La pieza donde se pretende aplicar el barniz, se trata con una imprimatura de un color uniforme, y luego se le aplica la pasta gomosa habiéndola estirado previamente hasta lograr un grosor optimo. Así se cubre la superficie de la pieza deseada para ir recortando poco a poco con un bisturí los motivos que se pretendan, dejando así el hueco con la forma para después aplicarle otro color o dejarlo con la imprimatura inferior.

Una vez seca la pasta, esta se endurece, aunque se le suele aplicar una laca protectora en brillo o mate para embellecer aún más la pieza final.

Es preciso señalar que este barniz tradicional, se le puede aplicar prácticamente a cualquier superficie, incluso al cristal, cuero, madera o hierro.

En al actualidad, quedan solo una treintena de artesanos dedicados a la producción de este tipo de artesanía, y este número tiende a bajar cada año, previniéndose la perdida del oficio en los próximos años; las razones de esta crisis son varias, señalando la propia crisis económica de la zona y el propio sistema de producción artesanal individualizada, incapaz de hacer frente a la globalización e industrialización de los productos.